Presentado por:
La Monitora
NANCY OTERO BUITRAGO
Presentado a:
Profesor: JORGE ELIECER SANCHEZ DAZA
ESCUELA DE ARTES MARCIALES
DRAGÓN AMARILLO
Cali, agosto 22 de 1999.
INDICE
Pág.
1. Introducción
2. El Judo
3. El dogo e implementos necesarios para la práctica del judo
a. El dogo
b. Implementos necesarios para la práctica del judo
c. Reglas de etiqueta
d. Formas de entrenar el judo
e. Las katas
f. Sistemas de grados del judo
4. Píes de página
5. Ejemplos de katas de judo Kodokan
6. El Bushido o la vía del guerrero
7. Antecedentes históricos: el Budismo y el Confucionismo
8. Los Samurai y el Japón feudal
9. Notas sobre el Bushido
INTRODUCCIÓN
El arte no es un arte por sí solo, sino que depende de las personas que ponen todo su empeño, esfuerzo y dedicación para alcanzarlo; para hacer que este brille con una luz esplendorosa y guíe a quienes estén interesados en seguir su resplandor. Por ello, cuando se habla del arte no se puede ignorar su historia y el por qué de su esencia, ya que sus respuestas le dan un significado más profundo a la vida y a los deseos de las personas que lo practican.
Por ello, este trabajo no está centrado en las formas técnico prácticas del Judo, sino que intenta descubrir su filosofía, analizando precisamente el pensamiento de su creador Jigoro Kano.
Para poder realizar este trabajo fue necesario averiguar cuáles fueron las inquietudes de Kano, transportándose a la época en que él vivió y aun siglos atrás, para comprender la tradición japonesa y la influencia que en este país estaba teniendo occidente a mitad del siglo XIX. Con estos datos y observaciones se puede comprender por qué el decidió romper con la tradición artemarcialista de su pueblo y utilizó el legado que le dejaron sus maestros para crear un arte marcial nuevo, moderno, que busca acoplarse a la vida diaria y a la cotidianidad de quienes lo practican, sin abandonar la tradición de su pueblo, como lo es el Bushido.
Jigoro Kano
Desendiente de la raza Samurai, aplica la sabiduría del guerrero a su vida, luchando cada vez para ser mejor y conservar el honor y respeto que su raza se merece, conservando la tradición del Bushido, sin embargo influenciado por las ideas de su época trata de conciliar a oriente con occidente y crea el arte del Judo.
EL JUDO
EL JUDO ES LA VÍA DEL DESARROLLOHUMANO ACCESIBLE A TODOS LOS PUEBLOS DE LA TIERRA.
EL ENTENDIMIENTO DERIVA DE LAS BARRERAS DE LAS LENGUAS Y LA DISCIPLINA FORMA SERES HUMANOS RESPONSABLES Y GENEROSOS.
JIGORO KANO, CREADOR DEL JUDO KODOKAN.
El judo es un arte japonés creado en 1882, que ha sido universalizado y aceptado por el comité olímpico internacional, gracias a los esfuerzos y a la función educativa que le infundió su creador Jigoro Kano.
Cabe destacar que el nombre del judo ya había sido utilizado por una vieja escuela japonesa de artes marciales el Jikishin-Riy que había estado usando el nombre de judo para su estilo particular de combate durante 200 años, antes de que Kano empezase a diseñar un nuevo arte con este mismo nombre; por eso, para evitar cualquier confusión con el judo Jikishin-Riy, Kano dio posteriormente a su disciplina el nombre de judo Kodokan.
Este arte marcial se practica como deporte olímpico moderno y las competencias tienen lugar en más de los 100 países miembros de la federación internacional de Judo (FIJ). Solamente para el año 1889 se contaban más de 1000 clubes de Judo; en muchos países de Europa en judo figura entre los diez deportes principales y en varios de esos países es aceptado como “parte de las disciplinas escolares”.
Entre las personas que lo practican lo consideran como “una forma de arte” convirtiéndolo casi en “una religión y en una forma de vivir”, para otros es una fuente razonable de mantenerse saludable y al mismo tiempo “aprender algo que les puede ser útil”, como a manera de defensa personal; igualmente hay quienes lo hacen por competencia para alcanzar sus objetivos por medio de grados, campeonatos y competencias. En fin este es un arte que se ha socializado y difundido por gran parte del mundo, de una manera rápida, teniendo en cuenta que es relativamente nuevo en comparación con otras artes marciales.
Judo, significa “el arte suave” ó “la vía de la flexibilidad”; este arte , es un análisis de las habilidades por medio de las cuales es posible derrotar a un oponente en una lucha cuerpo a cuerpo. “Ju simboliza un principio de no contestar violentamente a la violencia y es opuesto a la utilización de la fuerza contra la fuerza”; es decir, utiliza el principio de ceder para vencer.
La institución más importante de Judo es el instituto Kodokan en Toquio, en el cual está plasmado el espíritu del Judo propiamente dicho; ya que el judo Kodokan es el heredero de los conceptos codificados hace un siglo por el profesor Jigoro Kano; y fueron adaptadas por las organizaciones internacionales de todo el mundo que actualmente forman la Federación Internacional de Judo. Hay otras organizaciones que se derivan judo diferente del Ju-Jitsu-Ryu (escuelas de entrenamiento) pero estas no conservan la esencia que conserva el judo Kodokan.
Como se puede observar, al hablar de Judo Kodokan, hay que hablar necesariamente de su creador para entender su esencia y finalidad, ya que Kano le brindó a este arte toda su energía, su sabiduría y esmero por mejorarlo y hacerlo universal, aplicando las bases del Ju-Jitsu (en algunos libros se encuentra como Jiu-Jitsu y en otras como Ju-Jutsu, pero el más usado es el término de Ju-Jitsu que se utilizará en este texto); modernizándolas y puliendo sus técnicas poco prácticas para disminuir su complejidad y su difícil uso para la época; además aplicó al entrenamiento de su arte los principios científicos de las disciplinas deportivas de occidente, por lo cual planteaba:
“La finalidad del judo es comprender y demostrar rápidamente las luyes vivas del matrimonio”, aplicando así, un espíritu racional y científico al diseño técnico del judo, todo ello con el fin de ampliarlo y difundirlo de tal manera que fuese aplicable a “La vida diaria” y “a cada situación de la cotidianidad”.
Jigoro Kano nació en Nikage, distrito de Hyogo, en el seno de una familia de la alta nobleza feudal japonesa. Su padre Jirosaku Mareshiva Kano, era un Samurai de alto rango, intendente naval de Takugawa; por lo tanto, parte de la educación de Jigoro Kano fue rígida, tradicionalista y patriarcal, sin embargo, debido a la época (La Hiiji), por la cual estaba atravesando el Japón, su educación también fue influenciada por disciplina de occidente, ya que el gobierno empezó a ver con buenos ojos que los hijos de la nobleza se instruyeran en estas disciplinas y la familia Kano no fue la excepción.
A sus 16 años sus inclinaciones deportivas habían sido exclusivamente occidentales, como la gimnasia, el remo, el baseball que los practicó con el propósito de fortificar su endeble cuerpo, debido a que desde su nacimiento había sido un niño “escuálido y enfermizo”, dotado de una constitución física nada apropiada de la casta guerrera de la que él provenía; y a esa edad su estatura solo alcanzaba el metro cincuenta, pesando apenas cuarenta y ocho kilos. A pesar de sus esfuerzos, sus progresos en estos deportes eran muy lentos ya que su constitución física no le permitía avanzar rápidamente. Su escasa estatura le resultaba realmente traumática pues se convertía en la víctima propicia de sus compañeros grandulones que “no dudaban en zarandearle y maltratarle a todas horas”, lo cual era bastante humillante para el hijo de un samurái, a quien se le había inculcado que “el orgullo y la dignidad son la base de toda existencia, sobre todo la de los nobles”.
Por esta causa Jigoro decide aprender a defenderse. Inicialmente decide aprender el boxeo ingles, pero rápidamente descarta esta práctica, porque su base y gran parte de su eficiencia depende de la potencia y el peso físico, precisamente de lo que el carecía. Entonces volviendo su mirada hacia las leyes tradicionales de su cultura que relatan que “continuamente insignificantes hombrecillos vencen en singulares duelos a terribles gigantes”, Jigoro Kano decide a sus 17 años practicar el Ju-Jitsu, arte de combate sin armas de los samurái.
De esta manera, en 1877, Kano decide ingresar a la escuela del anciano maestro Hachinosuke, Funkuda, del estilo Shinyo-Ryu, o escuela del corazón de Sausé. En esta escuela Kano empieza a tener grandes progresos en esta disciplina nueva para él y ello no era gratuito, ya que desde un comienzo demostró voluntad y aplicación, dedicándose en cuerpo y alma al aprendizaje del Ju-Jitsu. Además tenía el ejemplo de su maestro quien con 80 años aun entrenaba a diario con sus alumnos y solía atribuir su buen estado a la práctica continua de este arte. Por su parte Funkuda, también se sorprendía por el entusiasmo, calidad y sentido común de Kano, en varios ocasiones comentaba que “le agradaba mucho la mentalidad y la forma de comportarse de su alumno”, que “éste poseía un auténtico espíritu samurái”. Con su aplicación, Kano se ganó la confianza de su maestro y al cabo de dos años Funkuda viendo la muerte cercana decidió ceder a Kano, todos los documentos y archivos que poseía sobre su arte, nombrándole así, guardián de su estilo.
Posteriormente después de haber perdido a su maestro Kano consigue ser aceptado como alumno de un prestigioso maestro de las artes japonesas, el maestro Iso, guardián del estilo Tinchi Sinqua. Así empieza a practicar con su nuevo maestro y va al mismo tiempo estudiando por su cuenta el legado que le dejosu anterior maestro Funkuda. Su progreso se hace evidente y al poco tiempo es nombrado director de la escuela de Iso.
Lamentablemente, su nuevo maestro muere prematuramente dejándole a Jigoro Kano, la herencia de los documentos y libros del estilo Tinchi-Sinquo. Con estos materiales en su poder, Kano empieza a devorar todos los documentos que posee para asimilar la enseñanza de sus difuntos maestros.
Teniendo en cuenta que ser autodidacta no es prematuro, Kano decidió buscar un nuevo guía y entra en contacto con el maestro Likubo, de la escuela Hito, poniéndole bajo su tutela. El aprendizaje en esta escuela es bastante peculiar para Kano. Él que estaba acostumbrado a entrenar con ropa de calle, cuerpo a cuerpo, ahora se encuetra a nueva dificultad. En esta escuela se enseñaba el estilo del Ju-Jitsu con atuendos tradicionales, es decir con bata y armadura; la dificultad para entrenar era bastante grande, ya que esta forma era muy similar a entrenar cubierto por un voluminoso abrigo de invierno y cargado con una mochila; ello le obligaba a enfatizar más en la resistencia física y en la economía de movimientos.
Pero gracias a estos esfuerzos, para 1881 la contextura física de Kano había mejorado considerablemente, aunque su estatura no pasaba el metro con cincuenta y ocho, su peso ya superaba los setenta kilos; por lo cual su cuerpo se había vuelto más resistente y fuerte. Todo ello lo había conseguido gracias a su inagotable voluntad y determinación por aprender.
Para este año también iba escalando positivamente en su desarrollo intelectual, ya que se licenció en letras y al año siguiente, terminó sus estudios de estética y ciencias morales.
Con toda su ilustración y avances alcanzados en la investigación y estudio del Ju-Jitsu, a Kano “le confundía el hecho de que, a pesar de los divergentes principios entre una y otra escuela (y existía una gran cantidad de ellas) ninguna parecía comprender lo que él llamaba la escuela del Ju-Jitsu, el principio fundamental aplicable a todas las técnicas, que él creía podría alcanzarse mediante la eficiencia máxima de la energía tanto física como mental”. Con esta idea empieza a transformar el arte del Ju-Jitsu en un nuevo arte: el Judo, que surgió como resultado del estudio detallado del legado que le proporcionaron sus tres grandes maestros y comparando las diferentes formas del Ju-Jitsu que él había aprendido, decidió extraer de ellas las técnicas que consideraba demasiado violentas o peligrosas y algunas veces fatales, perfeccionando el principio de caer sin hacerse daño; también adoptó del Ju-Jitsu algunas técnicas y creó otras como proyecciones, etc., para establecer su propio Judo Kodokan. A este judo intentó dotarlo de una dimensión educativa y formativa para que “no fuera un arte marcial a secas”, sino que se pudiera aplicar a la vida diaria.
Es así como en 1882 Kano funda su primera escuela El Kodokan. Ko significa enseñanza; do el camino y kan significa el “vestíbulo” ó “lugar de aprendizaje”; por lo cual, este nombre implicaba: “que Kano enseñaba el camino mediante su propio judo”.
Este primer Kodokan, fue fundado en una pequeña habitación en el tempo Eishoji, que era un monasterio budista adonde se retiró en febrero de ese año, pero siguió entrenando el sistema Kito, bajo la tutela de Likubo hasta 1885.
Kano entrenaba con un compañero que pesaba más de cien kilos, con quien profundizó los conceptos de no resistencia al adversario y desequilibrios.
Gracias a sus observaciones y estudios sobre diferentes métodos de ataque y defensa, se convenció de que todo dependía de un solo principio: “El principio de eficiencia máxima”, que consistía en: “Sea cual fuera el objetivo, el mejor modo de alcanzarlo es mediante el uso más efectivo de la mente y el cuerpo para tal propósito.
Este principio aplicado a la física, se simplifica de la siguiente manera: El defensor debe unir su propia potencia o energía a la del oponente, de tal manera que al multiplicar su propia potencia tirando cuando el atacante empuja y empujando cuando el atacante tira; reacción que se debe realizar en fracción de segundos el defensor puede convertir la defensa en un ataque. De esta forma Kano demostró como: “Una persona relativamente pequeña podría emplear este principio para explotar en beneficio propio la fuerza superior de un oponente más grande (ceder el paso).
Explicando con sus propias palabras Kano decía: Vamos a suponer que valoramos la fuerza de un hombre en unidades de un punto. Digamos que la fuerza de un hombre situado de pie, ubicado frente a mí, está representado por 10 puntos, mientras que mi fuerza inferior a la suya está representada por 7 puntos.
“Ahora, si el me empuja con toda su fuerza, ciertamente me hará retroceder o me hará caer hacia atrás, incluso en el caso de que yo emplee toda mi fuerza contra la suya. Esto sucederá puesto que utilizo toda mi fuerza contra él, oponiendo fuerza contra fuerza.
Pero si en lugar de oponerme a él, cedo ante su fuerza retirando mi cuerpo en la medida justa en la que él me haya empujado, procurando al mismo tiempo conservar el equilibrio, entonces naturalmente, el se inclinará hacia adelante y perderá el suyo. En esta nueva posición, puede haberse debilitado tanto (no en el verdadero sentido de fuerza física sino por causa de su incomoda posición) que su fuerza en este momento será de tres puntos solamente… mientras tanto, manteniendo mi equilibrio conservo toda mi fuerza representada en 7 puntos. Aquí por tanto me hayo en una posición superior y puedo derrotar a mi oponente utilizando solo la mitad de mis siete puntos contra sus tres puntos”.
“Ahora si yo tuviese más forma que mi oponente, podría manualmente empujarlo hacia atrás. Pero aun en el caso de que desease hacerlo y tuviese la potencia para ello, para mí lo mejor sería ceder, ya que al hacerlo así, he economizado grandemente mi energía y agotado la de mi oponente”.
Pero el principio de eficiencia máxima también es aplicable a todos los aspectos de la vida, según Kano, “tanto dentro como fuera de los límites de la vida del dogo”. Por ello definía el judo como: “un estudio y entrenamiento de la mente y el cuerpo, así como de la regulación de la vida y los asuntos personales”.
Después de fundado el Kodokan ganó prestigio rápidamente, en gran parte debido a que tuvo que responder a numerosos desafíos que le lanzaban escuelas tradicionales del Ju-Jitsu, quienes además de dudar de la superioridad de la nueva escuela, estaban recelosas de su labor modernizadora y lo veían como algo presuntuoso que debía ser puesto en su lugar, por eso, en ocasiones hasta atentaron contra sus instalaciones en forma de desafío. Sin embargo, los alumnos más adelantados del Kodokan, Shiro Saigo y Yoko Yamo, respondieron personalmente a las provocaciones y se ganaron rápidamente el respeto de la comunidad marcial.
La habitación en el templo budista en donde se había ubicado el Kodocan, inicialmente era bastante pequeño, pues el tatami en el que entrenaban medía escasos 20 metros y los recursos eran bien limitados. Al año siguiente de su instalación, este fue trasladado a un antiguo depósito de un editor, ampliando su tatami a 40 metros cuadrados y posteriormente a 80 metros cuadrados.
La escuela Kodokan empieza a hacerse famosa y con el fin de tener una mayor aceptación, empiezan representantes del Kodokan a viajar a diferentes provincias y a áreas periféricas para difundir los principios de este nuevo método. Es así como Kano comienza a ser invitado a numerosas demostraciones, lo que incrementa su labor difusora, de tal forma que para el año de 1884 ha aumentado tanto su prestigio como maestro y como persona, que con solo 24 años es nombrado agregado de la casa imperial y para el año de 1886 obtiene el sexto rango imperial y es nombrado director de la escuela de profesores de Tokio y vicepresidente del Gakushuin (escuela de la alta nobleza y de la casa imperial), en el 88 ya pasa a ser el rector plenipotenciario del Gakushuin por lo que procede a reformarlo de acuerdo con sus ideales progresistas: “abre las puertas de esta institución a todas las clases sociales y garantiza un tratamiento igualitario a todos sus alumnos independientemente de su estrato social”, inculcándoles disciplina y austeridad de tal forma que todos, tanto los hijos de nobles como los de campesinos, “debían levantarse a las cinco de la mañana para limpiar la casa y el jardín”. También en su dogo, todos los practicantes eran tratados de igual manera y símbolo de ello, era el kimono que “supone la abolición temporal de cualquier distinción clasista”.
Los avances del Kodokan son cada vez mayores, el maestro Kano en el año de 1887, a la par con sus funciones institucionales, intensifica su evolución marcial y codifica dos katas denominadas juno-kata e itsutsu-no-kata.
Sus alumnos arrasaban casi todas las competencias a las que asistían con una excepción “un temible practicante del Ju-Jutsu Tanabe, derrotaba con regularidad a los mayores campeones del Kodokan”, Kano se dedicó a estudiar este campeón en acción y percibe que “la táctica de este temible luchador es derribar lo más rápidamente a su adversario y estrangularle en el suelo”. Con esta experiencia Kano se dedica a perfeccionar y profundizar el estudio de la lucha en el suelo y además decide modificar el atuendo de práctica, ya que usualmente se usaba un Judoji muy corto, el pantalón apenas sobrepasaba la rodilla, apenas cubrían sus lados, lo cual no evitaba que los practicantes se hirieran constantemente. Por ello, el maestro Kano alarga los pantalones y las mangas, buscando una tela reforzada que fuese suave y resistente y así diseña el traje de los futuros practicantes de judo.
Más allá de estas innovaciones técnico-prácticas en el judo, Kano forjó una auténtica filosofía marcial que debía forjar la personalidad del judoka. Existía según él, tres reglas o motivos ideales de comportamiento: “EL JIKO NO KANSEI”, que se basaba en la perfección como ser humano, la buena salud, la inteligencia y el buen carácter; “EL JITA KIOE”, basado en el apoyo mutuo, solidaridad y ayuda a los desorientados a encontrar el camino de su propia perfección; y “EL SEITIUKU ZENRYU”, que significa el máximo de la eficacia en el mínimo de tiempo.
De esta manera el maestro Jigoro Kano se mantiene al frente de su nuevo arte, trabajando permanentemente en dos frentes para mejorarlo: el interior o evolución y perfeccionamiento técnico de su arte y el exterior o difusión del mismo, funciones que no deja de desempeñar hasta sus últimos días. Ejemplo de ello es que no desaprovecha oportunidad para promocionarlo cada vez que sale al extranjero, presentando exhibiciones de judo antes diversos espectadores, como lo hizo en sus viajes por Europa (1889-1891; 1911-1912), la primera como agregado del ministerio de la casa imperial japonesa, y la segunda como delegado de la federación deportiva japonesa a Europa y Estados Unidos.
Estas salidas al exterior además que le ayudaban a reafirmar su propósito de armonizar en el judo la mentalidad oriental con la occidental, para aproximar ambas culturas; esto le sirvió para formar una serie de alumnos, creando en París los primeros dogos de europeos dirigidos por Jean Joseph Renauld y Guy de Montgrillard.
El maestro Kano aprovechó todos sus nombramientos para cumplir con su función divulgadora del arte del judo. Con solo 31 años de edad cuando ocupa el cargo de consejero del Ministerio de Educación Nacional, ya su reputación como maestro de artes marciales, sobrepasaba mucho a cualquier otro maestro de su época. En 1893 es nombrado director de la escuela superior y secretario del Ministerio de Educación Nacional. Ocupando este puesto logra incluir el judo como materia educativa obligatoria en las escuelas públicas japonesas, justificando que “el judo es en el fondo educación, por lo tanto, una buena educación ha de incluir el judo”, de esta forma logra vincular el mundo de la educación con el mundo del judo haciéndolo un gran aporte al sistema educativo japonés, que solo se verá interrumpido durante la segunda guerra mundial por la participación del Japón en la guerra, que tras haber sido vencido, en represalias las fuerzas ocupantes prohibieron toda práctica de artes marciales en las escuelas y colegios o instituciones públicas; restricción que solo se levantaría hasta 1951 y favoreciera al Judo Kodokan, no solamente para que se restableciera sin mayores obstáculos, sino que contribuyó para que desaparecieran algunos movimientos en contra del judo Kodokan, que aunque se alineaba con el judo en principios generales, se resistían a apartarse de los valores tradicionales en cuanto a los movimientos del Ju-Jitsu que Kano había descartado por su peligrosidad. Estas escuelas que diferían de la Kodokan después de 1949 se pudieron reconstruir como una sola organización burocrática como resultado de la disolución del Butokukai, para conformar la federación japonesa del judo bajo la presidencia de Reisi Kano hijo de Jigoro Kano, quien prosiguió a entrenar a los miembros de una generación que no había tenido contacto con dicho arte, pero volviendo a la época de Kano, su incursión en el comité olímpico internacional (honor que ningún otro japonés había tenido antes), le permiten promocionar su arte internacionalizándolo, como nunca lo había imaginado.
Como miembro del comité internacional, participa en las asambleas generales de los juegos olímpicos de 1928, 1932, 1936 y entre 1932 y 1934 propone como sede de los futuros juegos olímpicos a Tokio, deseo que no alcanzaría a ver cumplido, ya que solo hasta 1964 Tokio no tendría el honor de convertirse en sede de tan anhelados juegos y gracias a ello desde entonces el judo es un deporte olímpico.
Dentro de los tantos cargos que ocupó Kano en su país, no se debe olvidar el de presidente de la Escuela Nacional de Artes Marciales “La Butokukai”, fundada en 1887 que incluyó evidentemente el judo como una de sus disciplinas punteras. Esta escuela de artes marciales Butokukai; a la par con la federación universitaria de judo, llamada Kosen y el Kodokan de Kano conforman la vanguardia del judo japonés.
Tampoco se debe ignorar, que además de la influencia occidental que tuvo el maestro Jigoro kano, y que impregnó al judo, también la influencia de la cultura oriental pesó grandemente sobre él y por ende en su arte; lo que lo ayudaron a aproximarse a ambas culturas y a través de él y el judo, contribuyeron a aproximar un poco las mentalidades de oriente y occidente. En el pensamiento de Kano, tuvo gran peso el Bushido (código del samurái) que transfirió al judo. De esta forma se puede decir que Kano “occidentalizó al Ju-Jitsu y abrió las artes marciales a la modernidad; por otra parte, introdujo gran cantidad de principios del Bushido tradicional, dentro del sistema educativo general japonés”.
Con gran parte de su misión cumplida Kano muere el 4 de mayo de 1938, víctima de una Neumonía cuando viajaba del Cairo, (donde había tenido lugar la última asamblea general del comité olímpico internacional) y recibe el título de segundo imperial (distinción más alta que podía alcanzar un japonés que no tuviese sangre real).
Cuando Kano muere existían oficialmente ciento veinte mil judocas; actualmente esta figura llega a siete millones de practicantes repartidos en más de 100 países, haciendo honor a lo que planteaba Kano: “El judo no morirá conmigo, porque el estudio de sus principios supone el estudio de todas las cosas de la vida”.
EL DOGO E IMPLEMENTOS NECESARIOS PARA LA PRÁCTICA DEL JUDO
A.EL DOGO
El dogo es el lugar donde se practica del judo o sala de entrenamiento, lo ideal para la práctica es que se realice en una sala tranquila y espaciosa, equipada con un área permanente acolchonada, el techo debe ser alto para permitir lanzamientos vigorosos y debajo de la colchoneta es preferible un piso resistente o uno de concreto sólido. La parte más importante del equipo en un dogo es el área acolchonada. Los tatamis japoneses (esteras de paja apretadamente entretejida de más de dos metros, por un metro por sesenta centímetros) son muy populares, con una superficie superior de vinilo (por lo general de color verde) y una superficie inferior no deslizante. En occidente el tatami es casi siempre una lona o una colchoneta fuerte.
La forma del tatami es rectangular, y cada uno de sus lados tiene su propio nombre y su propio significado.
La parte principal de un dogo es el Kamiza (sitio superior) en el cual se sientan los maestros y los invitados. Los alumnos no deben ir a este lugar si antes no han sido solicitados por el maestro.
Este lado tiene gran importancia durante la demostración de una kata (movimientos o formas modelo de práctica del judo), puesto que se desarrolla en función de este lado.
La kata debe observarse desde el kamiza y los judocas han de hacer todo lo posible para no volver jamás la espalda a este lado.
<v:imagedata o:title="" src="file:///C:DOCUME~1FAMILIARCONFIG~1Tempmsohtmlclip1